Creo que es la primera vez que empiezo un artículo sin saber qué guión seguirá o hasta dónde llegará. Cuando uno escribe en caliente, tras una gran decepción, corre el peligro de caer en injusticias o hacer afirmaciones que días después no mantendría. No deja de ser también cierto que con la frialdad se pierden matices que hoy, quizá, conviene resaltar.
Cuando uno se para a pensar en los últimos años no puede negar que, a excepción de la temporada de la Décima y la segunda temporada con Mou, el Madrid, nuestro Madrid, ha sido recurrentemente superado por el Barcelona. Durante estas temporadas el Madrid ha dispuesto, en bastantes de ellas, de una plantilla mejor que la de su rival. Sin embargo, ello no se ha materializado en una dinastía madridista, sino más bien todo lo contrario.
El año pasado yo vi la luz. Veníamos de ganar la Décima y hacíamos el mejor fútbol que le he visto al Madrid en la vida. Teníamos una plantilla hecha a imagen y semejanza de su entrenador -Ancelotti- y todo desprendía grandeza: el mejor club del mundo conseguía títulos y hacía el juego más preciosista y efectivo que se veía en Europa. Su entrenador, conocedor de la naturaleza del club, respondía al reto con la grandeza antes comentada. La historia todos la conocemos: llegaron las lesiones, el equipo cayó y el terrible error en la decisión de la portería no contuvo un equipo que, a pesar de todo, se quedó a muy poco de jugar la final de Berlín.
Nunca entendí el despido de Ancelotti. Mi primer artículo en La Galerna defendía su continuidad basándome en que yo había visto la luz y en que Ancelotti, desde su inteligencia, sabría corregir su errores.
El club optó por un despido que determinó un importante cambio de rumbo: Benítez era una cosa muy diferente. Para algunos mejor, para otros peor, pero para todos diferente.
El Madrid de los centrocampistas caía en manos de un técnico que no ha destacado por valorarlos mucho en lo que a su talento se refiere. Si uno mira los centrocampistas que ha fichado Benítez en los clubes en los que ha estado, me entenderá. Aclaro una cosa: Benítez tendrá mi apoyo sincero mientras defienda el escudo del Madrid. No participaré en el desprecio que se le profesa. De hecho, Benítez me sorprendió positivamente con su alienación en el Clásico. Era la que yo hubiera firmado: totalmente carlettista. Fue el planteamiento lo que falló. El terrible espacio entre líneas pareció evidenciar que el propio equipo no terminó de creer en salir a presionar arriba y a dominar. Con ese once ese era el único plan. Así lo reconoció el propio Rafa en rueda de prensa, pero por lo que sea el equipo no le respondió.
Creo que toca hacer una profunda autocrítica. Algo debe fallar cuando teniendo estas increíbles plantillas (mérito del presidente), se materializa tanto talento en tan pocos triunfos. Quizá pasar de Mou a Ancelotti y después a Benítez no sea seguir una línea coherente. Quizá tanta diversidad dificulte encontrar un camino al que aferrarse cuando el acierto no es extraordinario, cuando los jugadores no están en su mejor momento. Quizá el que tantos grandes jugadores estén a un bajo nivel no sólo sea culpa de ellos.
Ahora mismo no estamos. De hecho ahora mismo no sé si en algún momento de la temporada lo estaremos. Lo que es seguro es que volveremos. Es la historia de este club con el que me siento más identificado que nunca.
La entrada Reflexión tras el 0-4 aparece primero en La Galerna.