Quantcast
Channel: Opinión – La Galerna
Viewing all articles
Browse latest Browse all 966

Hristo vs. Risto

$
0
0

Hristo Stoichkov se ha organizado un partido-homenaje por su cincuenta cumpleaños y no ha asistido ni el proverbial Tato. No sé cuál de las dos cosas me extraña más: si esto de la organización de partidos amistosos a mayor gloria de uno mismo o el hecho de que a un tipo tan afable, famoso precisamente por no tener más que palabras y acciones cariñosas para todo el mundo, le haya sido tan ingrato el mundo del fútbol al que tanto ha dado (pisotones).

Me ha roto el corazón verle de corto, con esa barriga acaso calimochera y llorando la ausencia de gente como Baggio, Maradona, Messi y Ronaldinho, que habían prometido su presencia para, a última hora, dar plantón al búlgaro. Hristo no merece algo así, y no me extraña que al término del fallido intento de autobombo haya declarado que ha borrado de su móvil los contactos de tan insolidarios e informales compañeros de profesión.

stoichkov llora
Digo “compañeros de profesión” y hablo en términos pretéritos. Hristo (claro) ya no juega al fútbol, desempeñándose desde hace doce años en labores de entrenador con tan refulgente éxito, y dejando por doquier tan imborrable huella humana, que se acrecienta mi perplejidad ante el escaso éxito cosechado por este partido de amigos (?) de Hristo vs. amigos de Hristo. Quizá debería haber tirado de la agenda de los de Meijide, cuyo nombre de pila se escribe distinto pero se pronuncia igual, y cuyo talante no menos conciliador sin duda le habrá granjeado también un millón de amigos en esta vida.

-Necesitamos saber si va usted con los de Hristo o con los de Risto.

-Pero si soy el único que ha venido.

-Por eso mismo.

Digo que Hristo ejerce ahora de entrenador y digo bien. Y de los buenos. Se estrenó en 2004 con el cargo de seleccionador de su país. Estuvo un par de años allí, con el siguiente resultado global: Capitanes  que dimitieron por no aguantarle, 2 – Jugadores que no eran capitanes pero también dimitieron por no soportarle, 1. No ganó precisamente la Copa del Mundo pero siguió teniendo contento a Roberto Carlos (el de la canción, no nuestro exjugador).

En abril de 2007, fichó como técnico del Celta de Vigo con el objetivo de lograr la permanencia. Consumó el descenso del equipo celeste el mismo día en que Capello ganaba para el Real Madrid la Liga de las remontadas. En octubre dimitió por motivos personales. Es una cosa personalísima entrenar en Segunda.

No estuvo mucho tiempo en el paro, porque ya en mayo de 2009, apenas diecinueve meses después de su estampida del Celta, rubricó su contrato con el prestigioso Aboomoslem de Irán. Rubricó su contrato pero no llegó a empezar. Cuentan que unas molestias estomacales le impidieron tomar el avión rumbo a Teherán. Un rato antes se había informado, por fin, de cómo se las gastaba Ahmadineyad. Hristo primero firma y luego pregunta.

Poco después firmó por el no menos legendario Mamelodi Sundowns de Sudáfrica. Un 29 de junio llegaba y al siguiente 17 de marzo se marchaba, un tiempo impresionantemente prolongado si se tiene en cuenta las semanas que aguantó como técnico del CSKA de Sofía, club por el que fichó en junio de 2013 y del que se despidió de manera fulminante sin antes haber podido morrearse con ningún jugador a cuenta de la conquista de alguna liga o algo.

Uno lee todo estos datos y se extraña de que, a falta de baggios y messis y ronaldinhos, al menos no hayan asistido a su auto-homenaje nutridas representaciones del Celta, el Aboomoslem, el Malemodi Sundowns o el CSKA. Cría cuervos, de verdad.

Sus lágrimas son mis lágrimas. Esos pucheros en el centro del campo, rodeado de la sonora ausencia de los mencionados cracks, despellejan mi alma a tiras. Di que sí, Hristo. Borra sus números de tu móvil. De hecho, si puedes, tira el móvil al Danubio, respira hondo y yergue el mentón con toda dignidad. No necesitas a nadie más para ser lo que eres.

La entrada Hristo vs. Risto aparece primero en La Galerna.


Viewing all articles
Browse latest Browse all 966

Trending Articles