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Postales desde el filo

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Cerraba mi último artículo hace dos semanas comentando que ojalá el tono de este de hoy fuera distinto al de entonces, tras acumular el Madrid tres derrotas que le situaban al borde mismo del abismo en la Euroliga. La situación se había vuelto crítica y el campeón amenazaba con derrumbarse al no depender siquiera de sí mismo para clasificarse para los cuartos de final.

Pero en el enésimo ejercicio de supervivencia de la temporada, el Madrid estará en cuartos tras cerrar la liguilla del Top 16 con una victoria, la primera en cuatro partidos, que le permite obtener la última plaza que quedaba en juego, dejando fuera de paso al actual subcampeón de Europa, el Olympiacos del Pireo, y a una de las plantillas más lujosas de Europa, la del Khimki de Moscú.

Llegaba el Madrid al partido tras caer derrotado en Vitoria en un encuentro que controló durante muchos minutos y que se le escapó en el último segundo de la misma manera que se le había escapado su primer enfrentamiento en el Top 16 frente al FC Barcelona. El no saber cerrar los partidos está siendo uno de los problemas de esta temporada y el tirar por la borda todo el trabajo hecho durante 40 minutos en una acción mal defendida ha podido costar la eliminación. Algo a trabajar en estos dos meses que quedan de competición, como también lo es el apartado de los tiros libres, donde se están desperdiciando muchos puntos que en partidos apretados se pagan al final.

El Madrid en Vitoria se jugaba parte de sus opciones, sobre todo las de vivir un partido algo más cómodo en la última jornada y las de poder escapar de la cuarta plaza y poder optar a un puesto mejor. Durante muchos minutos pareció que lo lograría, pero la reacción vitoriana tras un inicio arrollador del Madrid, nuevamente la dudosa actuación arbitral y esa incapacidad para sentenciar los partidos significaron una derrota que dejaba todo pendiente para la última jornada en la que el Madrid ya solo podía ser cuarto o quedar eliminado.

Necesitaba el Madrid para clasificarse ganar al Khimki y al mismo tiempo que no se produjeran las derrotas de Barcelona y Brose Baskets, que unidas a una victoria de Olympiacos ante el CSKA, habrían hecho inútil el esfuerzo de ganar el en Palacio. Todo estaba preparado para vivir una jornada de infarto, de esas que hace años llamábamos de transistores y que ahora son de refrescar constantemente la página web o la cuenta de Twitter para comprobar los resultados en las otras canchas. Pero en una decisión incomprensible, la Euroliga programó los cuatro partidos a horas distintas. Entre el partido del FC Barcelona en Kaunas y el del Madrid había dos horas de diferencia, con el Brose jugando entre medias. Aún más, el Olympiacos-CSKA se pasó al día siguiente. Cuando el deporte se deja completamente en manos de las televisiones no siempre se acierta.

Sea como fuere, este Madrid de baloncesto ha logrado que el aficionado blanco gane varios puntos en su esquizofrenia y hubo muchos ayer que a las siete de la tarde animaban al Barcelona en su partido de Kaunas y que las ocho se mordían las uñas porque los de Pascual se estaban complicando la vida. Si el Madrid sigue empeñado en correr por el filo igual habría que sustituir el proyecto del pabellón en Valdebebas o el del hotel en el Bernabéu por una clínica de reposo.

Khimki Madrid

Llegaron las 20:45 y Real Madrid y Khimki saltaron al parqué del BarclayCard Center sabiendo que el Barcelona y el Brose habían ganado y que eso eliminaba al Olympiacos de la pelea y que el que se impusiera en el partido estaría en cuartos.  Una final para ambos que se convertiría en un duelo al sol en los primeros 20 minutos, en los que las defensas dejaron el trabajo pendiente y en los que se vivió un espectáculo muy diferente al  que se espera siempre de un partido de este tipo.

El Madrid empezó con 8 triples convertidos de 10 intentos, pero el Khimki respondió con 12 canastas de 13 lanzamientos. Al final del primer cuarto, el Madrid había metido 33 puntos, pero los rusos respondían con 28. Puro espectáculo, pero también pura ruleta rusa, porque fiar todo al acierto en ataque es muy peligroso; pero así es este Madrid, sobre todo en esta temporada.

En el segundo cuarto la lucha se centró en el duelo entre Tyrese Rice y Jaycee Carroll. El base del equipo ruso, que amargó al Madrid en la Final de 2014 y que acostumbra a hacer trizas la defensa blanca, se convirtió en el protagonista de la ofensiva moscovita, con 11 puntos consecutivos que impidieron que el Madrid pudiera romper el partido en esos minutos. Por su parte, Carroll sostuvo al Madrid durante la exhibición de Rice, permitiendo que la diferencia se mantuviera en los 5 puntos con los que se llegó al descanso, 54-49. Una primera parte espectacular que dejaba todo pendiente de la segunda y en la que, como suele suceder en el baloncesto, el tercer cuarto se antojaba decisivo.

Y así lo entendió el Madrid, que por fin se acordó de que al baloncesto se juega desde la defensa. Así, si Rice se había comido a Sergio Rodríguez en el segundo cuarto, en el tercero Llull se encargó de su marca y todo cambió. Al Khimki le costó casi todo el cuarto meter su primera canasta en juego, mientras el Madrid bajaba el ritmo para intentar controlar los errores ofensivos. El cuarto terminaría con un pobre 12-9 en el parcial, pero con la sensación de que los rusos empezaban a descomponerse. Rice había quedado sujeto por Llull y Shved no podía con la marca de Rudy Fernández -de nuevo decisivo en defensa aunque en ataque siga tratando de coger la forma-, pero a falta de ambos era el finlandés Petteri Koponen, un extraordinario jugador, quien sostenía al equipo ruso en el partido.

En el último cuarto el Madrid por fin rompería la resistencia del Khimki, que arrojaba finalmente la toalla cuando a unos tres minutos de la conclusión una canasta de Felipe Reyes llevaba el marcador a un 83-66 ya insalvable. El campeón había vuelto en el momento preciso y estará en cuartos de final.

Espera ahora nuestro viejo amigo Zeljko Obradovic, que ha vivido muy lejos de los agobios del Madrid y que hace ya muchas jornadas obtuvo la primera plaza de su grupo. Es el Fenerbahce un grandísimo equipo, con una de las mejores plantillas del continente y tiene, en mi opinión, al mejor técnico de Europa, un Obradovic que es una leyenda de este deporte, con sus ocho Copas de Europa.

Si no recuerdo mal, cuando empezaba con esta serie sobre la Euroliga comenté que el Fenerbahce era el equipo a esquivar en cuartos; no parece el camino más fácil para llegar a la Final Four el tener que jugar cinco veces contra un equipo dirigido por Zeljko, más aún cuando tienes desventaja de campo. Por nuestros pecados es lo que nos ha correspondido y no queda otra que mejorar nuestro nivel fuera de casa y amarrar los partidos del Palacio.

Dicen que la baja de Jan Vesely será decisiva, pero quien decide los partidos en el Fenerbahce es ese ajedrecista que llevó al Real Madrid de Sabonis a la octava Copa de Europa y que se llama Zeljko Obradovic. Nadie dijo que defender el trono de Europa fuera a ser fácil.

No quiero despedir este artículo sin comentar otra noticia producida la semana pasada y es que, en medio de la lucha entre la Euroliga y la FIBA por hacerse con el control del baloncesto continental, la ACB ha optado por irse con la primera, rechazando la propuesta da la Federación Internacional, aunque permitiendo que los equipos españoles que lo deseen puedan inscribirse en la nueva Champions League que prepara.

Como aficionado al baloncesto y al Real Madrid me parece la decisión correcta. En primer lugar, porque el Madrid debe estar donde estén los mejores y los mejores van a estar con la Euroliga, no con la FIBA. Yo prefiero ver un CSKA-Real Madrid, aunque acabe en derrota, que un Real Madrid-Villeurbane, aunque acabe en victoria, dicho con todo el respeto hacia el club francés.

En segundo lugar, hay muchas voces que piden que el Madrid abandone a la Euroliga por la escabechina arbitral sufrida en este Top 16. Bien, de acuerdo… la memoria es frágil y ha olvidado el esperpento de septiembre en la Copa Intercontinental de Brasil, competición organizada por la FIBA y en la que la mismísima Euroliga llegó a pedir explicaciones a la primera tras dos arbitrajes absolutamente preparados para que ganara el equipo brasileño. Ya saben, malo conocido…

Termino ya: el próximo 12 de este mes comienza la eliminatoria de cuartos de final. El Madrid viajará a Estambul pare medirse al Fenerbahce. Si hicieran falta los cinco partidos, la ronda se completaría el 26 de abril. Si el Madrid sale victorioso, el 13 de mayo estará en Berlín para defender su corona. Allí esperaría el vencedor de la eliminatoria entre el Laboral Kutxa y el Panathinaikos. Esperemos que así sea, pero a ser posible, con algo menos de sufrimiento.

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